domingo, 13 de junio de 2010

Te amo

Quizás tengas razón. Pero no quiero dejarte ir. Es difícil pensar que no voy a volver a mirar tus ojos, ni a besar tu boca. Y te juro que no quiero. Y es más, no puedo.
No me pidas que me vuelva a enamorar. Yo voy a seguir aquí, amándote, esperando con los brazos abiertos para recibirte a ti y solamente a ti.
No dejo de pensarte, el daño no me lo haces tú. Me lo hace el resto. Me lo hace la adversidad, que una vez más te alejó de mi. Una y otra vez.
No quiero decirte hasta nunca. Quiero decirte, que en mi vida, jamás pensé enamorarme así, y que jamás podré olvidar a la niña que me hizo sentir esto tan hermoso, y que me hizo deslimitarme a la felicidad más gigante que jamás sentí.
No sé porque nos tocó esto a nosotros, será algo tan fuerte que el mundo no estará preparado.
En un momento ví mi vida pasar en tus ojos. Los días que pasaban me robaban a cada minuto un pedazo de soledad y me regalaban algo mágico. Algo que no puedo describir. Algo que sinceramente nunca ví antes de ti.
Me duele en el alma separarme de ti. Siento que el pecho se me aprieta, y aunque intente sujetar mis lágrimas, simplemente caen.

Pero cuando baila la luna, el sol ríe... castigados por Dios a encontrarse de vez en tanto sobre sus caminos superponiendose siempre uno sobre el otro, sin dejar ocasión para estar unidos por más tiempo que solo unos instantes en lo largo de sus existencias, momentos hermosos cuando salen y se ponen, momentos que ofrecen. Juegan con el cielo dibujando un cielo de un solo color que estalla en tantos otros. Y yo no entiendo porque cuando se ven de día la luna y el sol, no salen corriendo a su encuentro... no entiendo, se persiguen mientras dan vuelta alrededor de el mundo y cuando están sobre el mismo lado, se hacen los indeferentes fingiendo no amarse...

Te voy a amar siempre, siempre serás aquél amor, que fue el primero de verdad, aquél amor que me enseño lo maravilloso que es amar.
Creo que al llegar al cielo, la única pregunta que te hará Dios es si amaste. Tendré el orgullo de decirle que sí, que amé a la mujer mas maravillosa de la tierra.